SOCIEDAD ANONIMA
MERCANTIL Y PASTORIL,
WATSON Y GODORNIZ
CIA. LDA.
Roy John Watson, nacido el 12 de agosto de 1880 en Freshfield, Inglaterra, mostró desde joven un espíritu inquieto y aventurero.
Tras completar sus estudios en Bristol, trabajó en el ferrocarril Western. En 1898, con tan solo 18 años, decidió trasladarse a Libreville, África, donde trabajó para una empresa de Liverpool en la construcción de ferrocarriles.
Sin embargo, las duras condiciones climáticas afectaron su salud, por lo que, dos años después, regresó a Inglaterra.
La costa de San Julián abarrotada de fardos de lana.
La promesa de oportunidades en la Patagonia argentina atrajo su interés. Escuchando los relatos de connacionales sobre la prosperidad en esa región, Watson decidió embarcarse hacia Punta Arenas en 1900. Allí conoció a Roberto Patterson y Donald Munro, quienes lo convencieron de trasladarse a San Julián. En junio de ese mismo año, los tres hombres llegaron juntos a esta localidad.
George, Will y Jim Patterson, parados detrás de Elisabeth Fraser, Sara Murray de Fraser, su hijo George y Margaret Fraser, y sentado, Roy John Watson; en la estancia "Mata Grande"
En San Julián, Watson comenzó a trabajar en la estancia "Mata Grande" de los hermanos Patterson. Sin embargo, la vida rural no logró retener su interés por mucho tiempo.
Tras dos años, se trasladó a Buenos Aires, donde consiguió la representación de una casa de Liverpool para la compra de cueros lanares en la Patagonia. Esta nueva responsabilidad lo llevó a viajar regularmente entre Punta Arenas y Puerto Deseado.
Interior del comercio de ramos generales "La mercantil", Río Gallegos,
En 1905, Watson fue contratado como contador por la Compañía Mercantil y Pastoril, (La Mercantil) casa comercial de Río Gallegos, con sede en Santa Cruz. Gracias a su dedicación y habilidades, ascendió rápidamente hasta ocupar el puesto de gerente.
Comercio "Watson y Gordoniz" de Puerto Santa Cruz, 1916.
En 1907, Roy Watson formó una sociedad con Joaquín Gordoniz, un emprendedor oriundo de Mendoza. Juntos, fundaron la compañía Watson y Gordoniz Cía. Ltda., estableciéndose en Santa Cruz como comisionistas y compradores de frutos del país.
La empresa creció rápidamente, abriendo sucursales en Piedra Buena y San Julián, convirtiéndose en una de las casas comerciales más importantes de la región.
Fotografia aerea de San Julian, se destaca el edificio de Watson y Gordoniz.
La construcción del edificio de Watson y Gordoniz en San Julián comenzó a principios de la década de 1920. Este imponente edificio se destacó por su estilo europeo en el medio de la Patagonia, con más de 15 metros de fachada, un hall de acceso con piso de mármol, dos niveles interiores, un subsuelo, y una ostentosa escalera de madera, y la sala principal adornada con molduras de yeso.
A mediados de la década del 30, tras décadas de éxito, Roy Watson y Joaquín Gordoniz decidieron separarse y dedicarse a sus respectivas actividades rurales. Watson se retiró para gestionar su estancia "Rincón Grande", ubicada sobre la margen derecha del río Santa Cruz, una propiedad que había comenzado a desarrollar en 1907.
Fotografía de la fachada del edificio en la década del 30, se ve el surtidor de combustible en el edificio de Watson y Gordoniz.
A mediados de la década del 30, tras décadas de éxito, Roy Watson y Joaquín Gordoniz decidieron separarse y dedicarse a sus respectivas actividades rurales. Watson se retiró para gestionar su estancia "Rincón Grande", ubicada sobre la margen derecha del río Santa Cruz, una propiedad que había comenzado a desarrollar en 1907.
En la fachada del edificio aún se pueden apreciar las cicatrices dejadas por las letras originales que Watson y Gordoniz colocaron como símbolo de su empresa.
El mismo diseño de letrero se puede ver en la fotografía de 1916 del local de Watson y Gordoniz en Puerto Santa Cruz.